Aprovechando la proximidad de las elecciones catalanas, el PP se ha retratado con la inmigración, tanto su máximo jefe Rajoy como la candidata por Cataluña señora Camacho, han explicitado sus verdaderas ideas sobre la inmigración.
Yolanda Villavicencio M.
El PP propone un trato diferente para los inmigrantes en su total atrincheramiento de la visión más nostálgica de la sociedad, es verdad que se encuentra en una deriva renacionalizadora que ya no es posible realizar, porque el mundo ha cambiado. Cuando el PP propone un pacto, no hace nada excéntrico. La idea de pactar la convivencia es intrínseca a nuestro sistema político.
Lo excéntrico viene por el contenido. Porque el pacto del Partido Popular rompe con todos los acuerdos anteriores y propone reglas de juego que no son equitativas. Usted pacta sumisión y nosotros dominio. Usted traga lo que nosotros decimos y nosotros decimos lo que usted se traga. Es un pacto cínico, egoísta e injusto el que se propone.
Sería distinto pactar para lograr el consenso social y la optimización del esfuerzo de las instituciones. Resultaría diferente si pusiéramos los mejores empeños y esfuerzos, construyéramos derechos y obligaciones mutuos, creáramos riqueza social para hacer una comunidad más justa y digna. Todo con los objetivos de crear mecanismos de cohesión social y de solidaridad con los más desfavorecidos, profundizar en el desarrollo de los derechos humanos, y en definitiva poner en ello lo mejor de sí.
Cuando la derecha habla de integración, me echo a temblar porque salen a flote sus prejuicios, restricciones y cálculos electorales. El caso es que a nadie se le ocurriría hablar de la integración de los políticos, los banqueros, o los “famosos” en la sociedad. Tampoco de la integración de las mujeres o la de los catalanes.
Ni los unos ni los otros se tienen que integrar a la sociedad, sencillamente son la sociedad también. No sería comprensible aplicar lo de integración aquí porque aquí los prejuicios van por otro sitio. Más bien, en el primer caso, hablaríamos de privilegios y en el segundo de discriminación, patriarcalismo, y violencia cultural. ¿Por qué entonces integración “de” los inmigrantes? ¿No hablamos de desigualdad, de discriminación, de elitismo, de etnocentrismo, de privilegios injustos, y un largo etcétera?
Lo triste es el eco que tiene el discurso neoconservador, ultranacionalista y unilateral del algunas capas sociales. Nuestro reto es entonces la pedagogía, sensibilización, participación y movilización para aportar nuestra visión a la construcción de consensos sociales más democráticos. En este propósito está claro que con el PP no se cuenta, Partido más dispuesto a confundir premeditadamente con el fin de rascar votos. Es su manera de instrumentalizar la inmigración.
Criminalizar a los foráneos como hace el PP en Cataluña es un error por partida doble, primero porque devela su programa oculto con la inmigración y segundo porque eso sólo sirve para crispar. Justo lo que no necesita la sociedad en este momento.
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